Testimonio: “Dios te amó en silencio” por Hna. Xiao Rong Yun - Iglesia de Song San, Taipei, Taiwan. (Traducido por HCh Hwang)
Fuente: Revista Mensual Espíritu Santo Edición Nro. 427 (Abril de 2013)

        Crecí en una familia que profesan el cristianismo, mi abuela, mis tías, y mi tío todos ellos son cristianos piadosos, por eso de chica era llevada frecuentemente a la iglesia, excepto por mis padres ellos no eran creyentes. Mi madre decía: “Yo creo en mi propia conciencia, si me esfuerzo en hacer el bien, en ser una buena persona, si existe Dios, Él lo sabrá.” Y me pareció lógico lo que decía, además mi madre era buena y estimada por todos los del vecindario que la conocían, siendo yo su hija quería mucho imitarla, por eso tampoco fui activa en cuanto a la búsqueda de la fe.

          Mis tías nos invitaban siempre durante las convocatorias espirituales y para lidiar con ellas de vez en cuando aceptábamos su invitación. En aquellos momentos nos parecía que el comentario de la Verdadera Iglesia de Jesús de que existe un solo Dios Jesús, una sola iglesia de salvación, era demasiado acotado. Habiendo tantas religiones en el mundo, también tantos fieles piadosos ¿qué serían de todos ellos?

         Mamá se enfermó de cáncer


         Hasta que en noviembre de 1979, mi madre por algún malestar físico fue al hospital para examinarse, y el médico le diagnosticó que ella padecía de cáncer cervical uterino, además en etapa ya muy avanzada. Una noticia así nos causó una gran conmoción, pensábamos ¿cómo sería posible que eso aconteciera con nuestra madre quien siempre hizo el bien? ¿por qué la gente comenta siempre que los buenos no son longevos, mas los malvados viven mil años? ¿Mi madre, una persona tan buena, enferma de cáncer? Entonces me dije a mí misma que no hay Dios en este mundo!

         En esa época mi segunda hermana mayor y yo vivíamos cerca del hospital aeronáutico central, entonces llevamos a nuestra madre allí para que le realizaran otro examen. Mientras le estaban haciendo el estudio, el médico llamó a mi hermana y le dijo que viera que la enfermedad estaba al final de la tercera etapa, que no sería conveniente efectuar alguna operación, sino solamente tratar con radioterapia en el hospital central de las fuerzas armadas. Al volver a casa, mi hermana se cerró en el cuarto a rezar, pedía en llantos que Dios salvara a nuestra madre, que ella estaba dispuesta a dar quince años de su vida para ella. Finalizada la oración, mi hermana telefoneó a mi tía para contarle la noticia, y ella le dijo: “No temas, tenemos a Jesús para apoyarnos!” Cuando ella escuchó eso de inmediato dejó de preocuparse, relató: “Fue como si hubiera encontrado un tronco en medio de la tempestad del mar.”

         Mi tía pidió al pastor de la iglesia visitarnos el día siguiente para hablar sobre las palabras de Dios, pensé en mi corazón, si hay forma de salvar a mi mamá estoy dispuesta a hacer de todo. El pastor nos dijo, la mayor gracia de Dios para con los hombres es que después de la muerte su espíritu puede ir al paraíso para disfrutar de la bendición eterna, además mientras tenga vida gozará de paz, esto es realmente gracia sobre gracia. Por lo tanto, estábamos ansiosos en saber cómo debemos orar por mamá a Dios, el pastor continuó: “Podemos pedir, pero no a la fuerza, depende de Dios cómo quiere dar su gracia misericordiosa”. Entonces todos juntos nos arrodillamos a orar, solo que en ese momento mi corazón aún dudaba. Al terminar la oración mi segunda hermana mayor muy contenta
dijo aplaudiendo: “Obtuve el Espíritu Santo!” Pensé: mi hermana no me mentiría, acaso ¿existe realmente Dios que no conozco? Y este Dios fue bastante justo, seguramente mi hermana se esmeró orando por mi madre, en cambio yo todavía no creo en su existencia, por eso darle a ella y no a mí Espíritu Santo fue justo.

         ¿Existe o no Dios?

         Esa noche, mi segunda hermana mayor por haber recibido el Espíritu Santo tenía fe, por lo que invitó a nuestra hermana mayor y a mí orar por los asuntos hospitalarios de mamá del día siguiente. Después de la oración, me senté sola al borde de la cama, y cuanto más pensaba más triste me ponía, sin darme cuenta volví a arrodillarme a orar, en mi corazón dije: “Señor, no sé si existes o no, pero mi madre trabajó toda su vida, todavía no disfrutó de nada, ahora tiene cáncer, dame algo de tiempo para poder honrarla, para que no me arrepienta después.” Justo en ese momento mi lengua comenzó a enrrollarse con fuerza, no podía aplanarla, sentí miedo, ¿por qué no puedo controlar mi lengua? Y recordé las palabras de mi tía: “En la Biblia el recibir Espíritu Santo hablar en lenguas etimológicamente significa hablar con singulares sonidos de la lengua.” ¿Acaso Dios me ha dado el Espíritu Santo?

         En ese instante, apareció una frase en mi mente: ¿Existe o no Dios? Y cuando estaba pensando en eso, me aparece otra frase: Si Dios no existe, aunque te quedes arrodillada aquí hasta morir nada acontecerá. Pensé: es cierto eso, ¿será que existe este Dios realmente, solo que no lo conozco? Dios me hizo pensar otra vez: Hay miles de millones de personas sobre la tierra, si Él no es Dios, ¿cómo sabe que estás arrodillada dentro de una pequeña habitación, diciéndole que no sabes si existe o no? Me hizo pensar también: desde pequeña ya te dijeron que Jesús es Dios, pero nunca quisiste creer. Entonces en ese momento rompí en llantos, me sentí con muchas faltas hacia Dios, lamentaba por haber usado mi intelecto limitado para analizarlo concluyendo que Él no existe.

         En realidad este Dios ya me amó por veintiocho años, y yo no lo conocía, al pensar cuán paciente fue Él conmigo, me sentí muy indigna de Él. En ese momento percibí que había un poder delante mío, con mucha claridad aparecieron las palabras “Te amó en silencio”, en ese instante tuve certeza de que este Dios sí existe, solo que por mi capacidad intelectual limitada no lo conocía. Después de estudiar la Biblia supe que en Sofonías capítulo 3, versículo 17 está escrito: “Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.”

         Gracias al Señor! Por medio de la enfermedad de mamá Dios abrió nuestros ojos, nos escogió, pudimos ser bautizados con Su preciosa sangre para perdón de nuestros pecados, y convertirnos en hijos de Dios. Además permitió que mamá viviera por casi dos años más, al final ella dijo: “Dios realmente me amó mucho!” Y falleció en paz como si cayera en profundo sueño, toda la familia obtuvimos un gran consuelo.

         Aprendiendo lecciones espirituales

         Después de creer en el Señor, Dios me daba lecciones espirituales por medio de sucesos de la vida cotidiana, dejándome maravillada, porque es un Dios que realmente obra milagros! Una vez aconteció con mi hermana mayor un hecho lejos de mis posibilidades de ayudarle, como éramos muy unidas, me sentía mal por no poder hacer algo por ella. Justo mi esposo iría por tres días a Hong Kong, entonces resolví rápidamente
ayunar tres días para orar por ella, pedir al Señor que la ayude, en esos días mi hermana todavía no era creyente.

         Al salir del trabajo en el primer día recordé que mi suegra podría venir a casa, tuve ganas de que ella no fuese ese día, porque mi suegra era una persona que preguntaba de todo, pero cuando uno ayuna no hay que dejar que otros lo sepan. Cuando llegué a casa vi que ella no vino, en mi corazón agradecí a Dios, y apresuradamente hice la comida para mi hijo, pero él me preguntaba continuamente: “¿mamá por qué no comes?” Le contestaba: “No preguntes, come rápido!” Pero el humano es débil, de repente recordé que en la noche habría una reunión familiar, y el anfitrión de la casa preparaba muchas cosas, además siempre insistía a los participantes que comieran mucho. Entonces pensé, si no podría dejarles saber sobre el ayuno, tampoco podría mentirles, por lo tanto entre tener que comer después allá por qué no comer ahora, así alegremente me serví un bol de arroz y comencé a cenar.

         Apenas probé el primer bocado, el timbre sonó, era mi suegra que al entrar dijo: “Qué cosa, cuando llegué a la plaza de enfrente, de repente tuve un fuerte dolor de estómago, no podía ni caminar así que estuve sentada allí hasta ahora, fue bien extraño!” Cuando escuché eso me quedé avergonzada, Dios ya me había quitado la dificultad, y yo por debilidad carnal fracasé. Por ello me dije a mí misma, en los dos días siguientes debo lograrlo.
En el segundo día conseguí sin problemas ayunar hasta acostarme en la noche; en la mañana del tercer día cuando me desperté sentí como si estaba por entrar en estado de shock, no tenía nada de fuerzas, con dificultad preparé el desayuno para mi hijo luego caí tendida en la cama. Tenía muchas ganas de tomar agua, pero desde pequeña vi que cuando mi abuela ayunaba ni agua tomaba.

           Aunque sabía que no podía tomar pero sentía con muchas ganas, entonces recordé sobre un libro que me prestaron para leer cuando estaba viajando en un colectivo, escrito por una coreana doctora en teología sobre “La eficacia del ayuno”, en el libro mencionaba que “Durante el ayuno ninguna cosa puede ser consumida, pero el agua es muy importante por eso se debe tomar.” ¿En qué parte de la biblia tiene registro sobre puede o no tomar agua? Lástima que nunca estudié con dedicación sobre el tema, por eso ahora me encontraba batallando con la duda.

          En ese justo momento sonó el teléfono, mi tía desde el otro lado me dijo: “Te parecerá extraño, anoche soñolienta en estado alfa escuché claramente dos veces: ¿Por qué no lees la historia de Nínive? ¿qué significa eso?” Sin fuerzas solo le respondí: “Lee entonces el libro de Jonás.” Al cortar la llamada pensé: “Libro de Jonás” ¿no habla sobre el cuento del pez grande, por qué hay que leer Jonás? Entonces busqué la biblia para ver. Resulta que en Jonás capítulo 3 versículo 7 dice: “Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua.” Leí y me quedé sorprendida, si a los animales no podían darles de beber ¿qué con el hombre? Y más sorprendente aún, si mi tía no sabía que estaba en ayunas, menos que me encontraba perturbada por el asunto del agua ¿por qué me llamó? Además la Biblia es un libro tan grande sino fuese por la misericordia de Dios ¿cómo podría encontrar al instante los versículos? Dios es un Dios que obra maravillas, entonces me arrodillé a orar, cuando terminé estaba en óptimo estado. Por otra parte recordé también que había quedado en pasar a buscar un hermano para llevarlo a la iglesia, y que no solo tendría que empujar una
silla de ruedas sino también cargar un pequeño tubo de oxígeno. Agradecí al Señor por sus gracias en todo momento y sorpresas en todo lugar.

         Ay! Se rompió la costilla

         Antes del año nuevo de 2012, mi hijo ayudó a su papá que estaba enfermo a bañarse, y por miedo a que tomara frío me fui apresurada para alcanzarle sus ropas, en un descuido me resbalé, en ese momento no sentí ninguna molestia entonces pensé que había tenido suerte, porque mis huesos no eran fuertes y ya sufrí varios accidentes. Después estuve dos semanas con tos muy fuerte, entonces en la madrugada del día cinco de enero sentí un dolor inusual en el lado izquierdo de mi pecho, incluso me fue difícil respirar, y cuanto más si tosía. Entonces cuando tuve ganas de toser, primero me agachaba y apretaba con fuerza mi pecho, entonces recién me atrevía a toser suavemente, pero igual mi pulmón parecía que iría a explotar. Durante esa tranquila y altas horas de la noche, soporté sola el dolor y la angustia de no saber qué problema tenía mi pulmón.

         Cuando amaneció me apresuré a ir al hospital, primero me tomaron radiografía, y el neumólogo diagnosticó que los pulmones no tenían problemas, sino que le parecía que era de la costilla. El médico con la placa en la mano contaba uno por uno mis costillas, siete, ocho, cuando llegó allí, dijo: “Ay! Está quebrado!” Me acerqué para ver, y realmente se había quebrado! El médico agregó diciendo: “No se puede operar, solo esperar tres meses hasta que se sane solo, menos mal no presenta neumotórax ni hemotórax!”

         En ese momento pensé en el Señor crucificado en la cruz, Él sí padeció los dolores de neumotórax y de hemotórax, incluso su costado sufrió de puñaladas, entonces mis lágrimas se derramaron, si este dolor que sentía ya era tan insoportable cuanto más sufrió mi Señor (aunque después del hecho mi hijo me explicó que como a Jesús le apuñalaron entonces no pudo padecer de neumotórax ni hemotórax, pero igualmente ya pude entender cuán grande era el amor del Señor Jesús por los hombres que lo hizo sacrificarse por sus pecados).

         Por la misericordia del Señor, luego de tomar una pastilla de analgésico ya no me dolió más, al terminar las siete pastillas pensé que sufriría de dolores nuevamente, pero hasta hoy no me dolió nunca más, todo gracias al Señor!

         Hace más de treinta años que creí en el Señor, las gracias recibidas fueron tantas que me es imposible contarlas una por una, mas aprovecho esta oportunidad para dar testimonio sobre algunas obras maravillosas del Señor, que toda la gloria y la alabanza sean para Su santo nombre! Amén.-