El apóstol Juan comenzó su relato de ‘Jesús lava los pies de sus discípulos’ con las siguientes palabras: “Como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.” ¡Sí! El lavatorio de los pies es una acción que expresa el incesante amor del Señor hacia nosotros. No solamente hizo morir nuestro pasado ser pecaminoso, sino que además quiere que caminemos con Él y ser como Él en su santidad, amor, y servicio humilde, entonces podremos participar de su gloria en el futuro. ¡Recibamos su amor con un corazón de gratitud!
¿Porqué el Lavatorio de Pies?
Único y original. El lavatorio de pies ha sido la tradición de los judíos desde el comienzo de la cultura Hebrea. Como demostración de la hospitalidad, el huésped debe recibir a los invitados ofreciendo agua para que laven sus pies. El lavatorio de los pies que Jesús ha realizado con sus discípulos, no obstante, ha sido establecido aparte de la tradición porque tiene una gran importancia en la relación de los creyentes con Cristo.
Efectividad. “Si no te lavare, no tendrás parte conmigo” (Juan 13:8). Estas palabras de Jesús a Pedro ciertamente se deben tomar con seriedad para todos aquellos que desean tener parte con el Reino de Dios.
Necesario. El mismo Señor Jesús instituyó el sacramento del lavatorio de pies y comisionó a sus discípulos seguir su ejemplo. Un cristiano necesita lavarse los pies después del bautismo de agua, puesto que el Señor dijo, “El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio” (Juan 13:10).
¿Cuál es su significado?
Caminar con Cristo. La deducción del lavatorio de pies se torna clara si consideramos a las enseñanzas bíblicas como una vida cristiana. Todo creyente que ha sido bautizado tiene el deber de imitar la perfección del Cristo Jesús. El sacramento del lavatorio de pies es una invitación del Señor a todo sus seguidores para participar en su naturaleza divina (ver 2 Pedro 1:4).
Ser como Cristo. Para ser como Cristo se requiere abandonar nuestros caminos pecaminosos del pasado y caminar junto con el Señor en nuestras vidas diarias. Debemos guardar nuestros pies de la maldad obedeciendo la Palabra de Dios, ya que su Palabra es “lámpara a nuestros pies, y lumbrera a nuestro camino” (Salmos 119:105). A través de la constante guía de la Palabra de Dios y la ayuda del Espíritu Santo, podremos ser puros como Cristo, y caminar juntos con Él en nuestro viaje al cielo.
El Señor Jesús también ha demostrado su amor y humildad cuando lavó los pies de sus discípulos. “Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros” (Juan 13:14). Imitando a Cristo, no solamente implica preservar en la pureza, sino también incluye compartir su amor con los otros. Los cristianos son llamados para apoyarse los unos con los otros a través del servicio humilde, de la exhortación, y del perdón mutuo.
Recibiendo el lavatorio de pies es desde luego dar conformidad de que Cristo es el Señor de nuestra vida y obligarnos a seguir sus pisadas. De esta manera, aceptando su invitación, tendremos parte en su Reino.
Ejecución del Sacramento
El sacramento debe llevarse a cabo en el nombre del Señor Jesús, debido a que el sacramento es de alguna manera realizado por nuestro Señor, y además es por su nombre que estamos salvos y limpios.
De acuerdo con el ejemplo que estableció Jesús, el trabajador quien conduce el sacramento vierte agua en la jofaina, lava los pies del candidato, y los seca con una toalla.
El trabajador que administra el sacramento representa al Señor Jesús; este deber es generalmente delegado a los ministros de la iglesia quienes son ordenados al servicio (tales como los ancianos, diáconos, y predicadores). En cambio, si no se haya ninguno de ellos presentes, todo hermano o hermana bautizado, que haya recibido el Espíritu Santo, y lleva una vida piadosa, podrá administrar el lavatorio de pies.
¿Es el Lavatorio de Pies una Costumbre Judía?
El sacramento del lavado de pies no es simplemente una costumbre cultural o ritual debido a las siguientes razones:
¨ En la sociedad judía, los sirvientes lavan los pies de los amos; el Señor Jesús, por el contrario, lavó los pies de sus discípulos.
¨ El Señor Jesús enunció claramente la necesidad del lavado de pies para tener parte con Él.
¨ El Señor Jesús instruyó a sus discípulos a imitar su ejemplo. Todos aquellos que obedecen su mandamiento son benditos.
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